La adquisición refuerza la posición de Microsoft en la industria, ampliando aún más el número de estudios bajo su control y añadiendo a su catálogo algunas de las franquicias de videojuegos más importantes.
Con la adquisición de ZeniMax y sus filiales en marzo de 2021, Microsoft dejó clara su intención de expandirse, incluso a través de grandes inversiones. Esta operación incluía la propiedad de Bethesda y marcas tan icónicas como Fallout, The Elder Scrolls y Starfield.
Ahora, con la compra de Activision Blizzard la compañía pasa a tener el control además de las series Warcraft, Diablo, Starcraft, Call of Duty, Overwatch, e incluso de Candy Crush.
Esta operación, valorada en 68.700 millones de dólares, se convierte en una de las mayores en la historia de la industria de los videojuegos. Su cierre definitivo ha tardado casi dos años desde que se produjo el anuncio inicial, debido a exhaustivos controles regulatorios antimonopolio, cuyo objetivo era asegurar que la expansión de Microsoft no pusiese en una clara situación de desventaja a sus competidores.
Para obtener la aprobación de los organismos reguladores, los dueños de Xbox tuvieron que realizar algunas concesiones, como la venta de los derechos de los juegos en la nube de Activision Blizzard a Ubisoft.
Además, la compañía deberá esperar un tiempo antes de que algunas de las franquicias más importantes de Activision Blizzard estén disponibles en servicios exclusivos como Xbox Game Pass.
¿Desaparecerá Activision Blizzard?
A pesar de la compra de Activision Blizzard y sus subsidiarias por parte de Microsoft, al igual que ocurrió con ZeniMax, estas se integrarán solo parcialmente en el ecosistema de Xbox.
Las compañías conservarán sus nombres y cierto grado de independencia, aunque sus juntas directivas y las decisiones finales sobre sus productos estarán bajo el control directo de Microsoft.
Sobre Activision Blizzard
Como su nombre indica, la compañía nació tras la fusión de Activision y Blizzard en diciembre de 2007.
En ese momento se decidió conservar el nombre y la identidad de Blizzard de manera independiente, ya que, a pesar de las controversias que han afectado a su directiva en los últimos años, sigue siendo una de las marcas más prestigiosas de la industria de los videojuegos.