Venid, oh jugones del mundo, y reuníos en torno al cálido brillo de la pantalla, pues hoy hablaremos de una leyenda. Hemos de remontarnos a una era dorada donde empezaba a ser habitual tener un sistema de entretenimiento electrónico en casa, y donde los ordenadores dejaban de ser herramientas de trabajo para tornarse en portales a mundos jamás hollados por videoconsolas o máquinas recreativas. En aquellos tiempos remotos, antes de que George Lucas renunciara a su obra, antes de que el CD-ROM aunara lo que estaba dividido, e incluso antes de que Windows fuera el sistema operativo más utilizado en PC’s domésticos Ron Gilbert, genio y visionario, nos guió en la búsqueda del secreto de la Isla de los Monos.
Una joya de otro tiempo
Corría el año 1990 y un nuevo género de videojuego disputaba la corona a los míticos arcade: Se trataba de las aventuras gráficas. Este tipo de juegos nos llevaba a través de una historia que debíamos recorrer resolviendo enigmas y explorando distintos escenarios hasta alcanzar su conclusión. Se trata de juegos donde la sagacidad, la observación y la capacidad de pensamiento lateral eran fundamentales.
En una época en la que Internet era algo ignoto, esto planteaba un gran dilema. Revistas especializadas se hacían de oro vendiendo las soluciones a esa parte del juego en la que nos habíamos atascado. Los secretos de estas obras de arte eran divulgados en los patios de recreo, y pasaban de jugón a jugón en una suerte de tradición oral… ¡Pero no debían ser pronunciados a la ligera! Acudir a las soluciones proporcionadas por amigos o revistas era renunciar, admitir el fracaso ante el ingenio del desarrollador del juego. Arrebatar a uno de aquellos protojugones el privilegio de resolver por sí mismo el enigma encerrado en el juego era peor que el más terrible spoiler de hoy en día.
En aquellos días aparecieron grandes títulos que se ganaron un lugar en los anales del ciberentretenimiento, como Maniac Mansion, Loom o King’s Quest; pero, de entre todos ellos, surgió como el más notable The Secret of Monkey Island.
En esta aventura, publicada por LucasFilm Games y creada por Ron Gilbert, encarnábamos a Guybrush Threepwood, un muchacho cuyo único talento notable es aguantar la respiración durante diez minutos y con el sueño de llegar a ser un famoso pirata.
La búsqueda del intrépido Guybrush le llevará a recorrer Mêlée Island para completar tres pruebas y ganarse el respeto de los Grandes Piratas. Los esfuerzos de Threepwood harán que conozca a la gobernadora de la isla, Elaine Marley, de quien se enamorará perdidamente, lo que a su vez, nos conducirá a un inevitable conflicto con nuestra némesis: el pirata fantasma LeChuck, a quien perseguiremos hasta la temida Monkey Island… ¡Donde descubriremos el terrible secreto de la Isla de los Monos!
La consolidación de una leyenda
The Secret of Monkey Island se convirtió rápidamente en una leyenda. ¡Y desde luego lo merecía! El juego contaba con los mejores recursos. No solo usaba el motor SCUMM (que se convirtió en la herramienta fundamental para las aventuras gráficas de LucasFilm), su guión era original, disparatado y desternillante; los acertijos planteados suponían un auténtico reto y además, su calidad gráfica nos dejó a todos boquiabiertos. Sacando todo el partido a los gráficos EGA de 16 colores y, posteriormente, a una versión VGA de 256, The Secret of Monkey Island nos deleitaba con escenarios llenos de detalle, pintados píxel a píxel, hasta formar auténticas obras de arte.
Disculpad a un viejo jugón si se emociona al recordar la experiencia de embarcarse por primera vez rumbo a Monkey Island, o no puede evitar sonreír ante frases como “Detrás de ti. ¡Un mono con tres cabezas!”. Como decimos, hablamos de una leyenda.
La fama de este título lo convirtió en referente y ejemplo para todas las aventuras gráficas que vinieron luego. Hubo secuelas, una grandiosa: The Secret of Monkey Island 2: LeChuck’s Revenge y varias de menor relevancia. Por desgracia la calidad de estas sucesoras fue en descenso, y este declive resultó en parodias de la obra maestra que las precedió… ¡Pero no hablemos ahora de esos días oscuros!
Legado y secuelas de The Secret of Monkey Island
Aunque hoy por hoy las aventuras gráficas son apenas una sombra de lo que fueron (con la excepción de algunos títulos de retrogaming o videojuegos con formato de película interactiva, como Heavy Rain, o los títulos publicados por Telltale Games), la leyenda de The Secret of Monkey Island ha perdurado y podemos seguir viendo su estilo en la franquicia Piratas del Caribe de Disney, o en cantidad de merchandising en la red.
Y hasta aquí la historia de uno de los mejores títulos de la historia del videojuego… Pero no os fiéis de este anciano jugón. Podéis disfrutar de las aventuras de Guybrush Threepwood tal y como fueron publicadas hace 30 años en el emulador SCUMMVM, que podéis descargar gratuitamente en su web oficial o bien podéis adquirir su versión remasterizada con gráficos y sonido actualizados.
Conclusión
En serio… Si no lo habéis jugado, jugadlo ya. ¡Y hacedlo prometiendo no acudir al buscador para obtener pistas acerca de cómo obtener la combinación de la caja fuerte de la tienda de Mêlée Island, o qué pasos seguir para acceder a la Cabeza de Mono Gigante!