Cumplir con los requisitos que piden algunos de los juegos actuales para ofrecer gráficos con la máxima calidad en PC está al alcance de muy pocos. Los equipos quedan obsoletos cada vez más pronto y los precios del hardware no paran de crecer.
Hasta hace poco un ordenador de gama media con un par de años solía ser suficiente para disfrutar de casi cualquier juego con los gráficos al máximo. Pero esto ha cambiado con la aparición de la novena generación de consolas y la proliferación de características como el trazado de rayos y las altas resoluciones.
Los altos requisitos de los últimos grandes juegos de PC
Hace tan solo unos días algunos se sorprendían por los requisitos del juego Hogwarts Legacy, que pedía una gráfica tope de gama de la anterior generación para ofrecer 60 FPS con gráficos en ultra. Estos requisitos, que a muchos les parecieron excesivos, han resultado casi asequibles en comparación con los de Forspoken.
El nuevo juego de Square Enix recomienda para jugar en alta resolución y con los gráficos al máximo nada menos que una tarjeta gráfica Nvidia RTX 4080 o AMD Radeon RX 6800 XT. El precio de estas GPUs ronda los 1500€ en el caso de la opción de Nvidia y los 900€ con la alternativa de AMD. Un coste notablemente mayor al de una PS5, sin contar con el resto de componentes necesarios.
Tampoco es desdeñable la enorme cantidad de RAM requerida. Ya para cumplir con el mínimo necesario son necesarios nada menos que 16 GB, que llegan a 32 en la opción más exigente. Son el doble de lo que viene siendo la norma hasta ahora.
Hay que tener también en cuenta que el rendimiento gráfico de la última consola de Sony es similar al de una RTX 2070. Alcanzar una tasa de fotogramas alta con resoluciones por encima de la media en PS5 solo será posible en modo rendimiento. Es decir, bajando la calidad gráfica.
Afortunadamente las tarjetas gráficas modernas disponen de tecnologías como DLSS de Nvidia y FSR de AMD, que pueden aligerar notablemente la carga de los gráficos. Pero aún así el usuario medio tiene que hacerse a la idea de que alcanzar los máximos requisitos de PC de algunos videojuegos va a estar fuera de su alcance.
Las opciones pasan por renunciar a las altas resoluciones, asimilar una tasa de fotogramas menor, o renunciar a los gráficos con máxima calidad.
¿Qué puede pasar en el futuro?
Dando por hecho que los nuevos estándares gráficos van a quedarse en mi opinión pueden ocurrir dos cosas:
- Que las mejoras del rendimiento por IA junto a la alta competencia entre fabricantes acabe por abaratar los precios del hardware gráfico.
- Que tener un equipo potente en casa se convierta en un lujo y se normalice jugar en streaming usando máquinas más asequibles.
Una llamada de atención muy necesaria. El perfil de la mayoría de usuarios encaja con equipos domésticos sin las pretensiones casi profesionales que exigen algunos juegos. Gracias.